sábado, 16 de febrero de 2013

Señor del voto ilustrado

Vos sí que sabés votar; no sos como yo. Tu voto no es como el mío. Lo meditás después de sopesar la información de todos los candidatos y concurrís a los comicios con la frente alta, seguro de que tu elección está bien fundada. Tenés una larga historia de aciertos. En este país el que se equivoca soy yo. Tu voto es por la Patria, el mío por el bolsillo. Sos un hombre de mundo. Conocés Miami, Punta del Este y Cancún. En una de esas, hasta anduviste por Europa y llegaste a Nueva York. Te movés con soltura en los aeropuertos y fuiste pasajero de trenes bala. Países en serio, no como el nuestro. Amás la libertad, la democracia, la justicia y el orden, igual que yo. Ahí nos encontramos. Pero yo no sé qué significan estas palabras; vos, en cambio, sí. Tenés estudios, sos propietario, comerciante o profesional, tenés auto y pagás tus impuestos. Rectifico: No pagás los impuestos, suspendés el pago como protesta porque los funcionarios no hacen obras (se roban todo). Si los del gobierno hicieran lo que tienen que hacer, vos pagarías como corresponde. Sé que estás repensando este asunto de la democracia. ¿Cómo puede ser que tu voto tenga el mismo valor que el mío? Ahora resulta que hasta los imberbes de dieciséis años votan igual que vos. Como ilustrado que sos, tenés amigos ilustres: Bartolomé Mitre, Julio A. Roca (Ataliva no se nombra), Pedro E. Aramburu, Juan C. Onganía, Alejandro A. Lanusse, Jorge R. Videla y tantos más. Decís que estamos en una dictadura. Hay que reconocer que sos valiente. Hace falta coraje para decir en los diarios, en la radio y en la televisión que vivimos en una dictadura. ¿No te da miedo? Tenés agallas, sí. Lo vi en la tele cuando insultaron al Kicillof ese. El cobarde se abrazaba al hijito y trataba de escapar de los setenta ilustrados que lo puteaban. Estuvo mal. Tendría que haber hecho frente, dar la cara y debatir. Lástima que a mí me gusta ese tipo. Entiendo lo que dice, habla sencillo. Pero claro, yo no soy un ilustrado como vos. Yo, con un choripán me arreglo. Vos, en cambio, tenés convicciones, tenés garra. Admiro tu tesón. No se pueden comprar dólares para viajar pero igual seguís haciéndolo. Si no fuera por vos, que te vas afuera, yo no encontraría alojamiento en San Clemente o en Córdoba. Hablando de viajar. ¿Viste que Aerolíneas Argentinas movió a siete millones de pasajeros? Nos llenaron de pérdidas. Era mejor cuando estaba Marsans, ¿no? ¿Para qué queremos una compañía de bandera? Ya están las de Italia, Chile, Suiza, Francia y otros. ¿Para qué poner una más? Hablar de los que salen me hace pensar en los que entran. Protestás porque el país se está llenado de paraguas, bolitas, yoruguas y perucas. Vienen a matarse el hambre, a curarse, a estudiar, a ganar plata para mandar a los parientes. Esto también es confuso para mí. ¿No ven lo mal que estamos? ¿Y qué me contás de los científicos que se vuelven? Todos locos. Vos tenés tanto estudio (y la casa y el auto) que podés ver la verdad. Yo me las como todas. Alguna vez vas a tener que tomarte el trabajo de explicarme por qué las cosas que a mí me gustan están mal. Es una lista larga. En los últimos diez años se construyeron 1.800 escuelas mientras que en los diez anteriores no llegaron ni a 20; en 2002 se fabricaban 160.000 autos y hoy andamos por más de 800.000; hay millones de nuevos jubilados que antes no cobraban un peso; se reparten computadoras en las escuelas… Bueno, ya sabés cómo sigue la lista. Pero para vos lo que importa es la democracia. Para mí, la democracia es algo sencillo. Se vota. Los que ganan gobiernan y los que pierden son oposición. Al respecto, te digo que no me convence del todo. Los legisladores hacen las leyes, los jueces las hacen cumplir y, para ello, recurren a la fuerza de la policía y los gendarmes. La verdad, mucho no me gusta. Pero es lo que hay, y si miro para atrás y veo lo que hubo, me quedo con esto. Pero a vos esto no te gusta. Para vos, un ilustrado, que gobierne la mayoría es una dictadura electoral. Confuso, confieso, no te entiendo. Parece que estamos siempre en desacuerdo. Yo, cargo una bolsa de síes; vos, una de noes. ¿Hace falta hacer un detalle? A pesar de todo, yo espero las próximas elecciones con cierta ilusión. Vos, ¿qué esperás? ¿Te da miedo decirlo? ¿O no sabés esperar?

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