martes, 4 de junio de 2013

Señor del eufemismo

Tres jueces integran el Tribunal Oral Federal número 1. Son Carlos Rozanski, Pablo Vega y Pablo Jantus. Este tribunal hará público el fallo el día 10 de junio próximo. Habrá que esperar hasta entonces para conocer los fundamentos de la condena con la disidencia de su presidente, el primero de los nombrados.
Fueron condenados los ex policías bonaerenses Jorge Rómulo Ferranti y Bruno Trevisán a cuatro y tres años de prisión, respectivamente, por “vejaciones y severidades”, pero, por esas cosas de la justicia, pasarán muy pocos días en prisión.
El que se tome el trabajo de leer la noticia verá, entre otros detalles, que la historia data de 1976. Fue necesario esperar 37 años.
El matrimonio Iaccarino y sus hijos, Rodolfo, Alejandro y Carlos fueron obligados mediante secuestro, tortura y vejaciones a entregar sus bienes a los recién condenados.
Leo la noticia (1) y quedo pensando. “¿Vejaciones y severidades?” Me pregunto si estos jueces Pablo Vega y Pablo Jantus habrán tenido un diccionario a mano durante los 37 años que demoraron en elaborar esta condena y, en particular, mientras redactaban el fallo.
El Diccionario de la Real Academia dice: Eufemismo: Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.
Así, los delincuentes Ferranti y Trevisán por medio de los golpes, el confinamiento en condiciones infrahumanas y la picana eléctrica –gran invento argentino- obtuvieron la transferencia de campos e industrias a su nombre. ¿Vejaciones y severidades?
Yo digo que los que no son severos son estos jueces y que la vejada es la justicia, además, por cierto, de la familia Iaccarino.
No importa cuánto obtuvieron los secuestradores y torturadores. No importa si fueron millones o monedas. Todo un aparato de inteligencia del estado, edificios y recursos que deberían proteger a la ciudadanía fueron utilizados para robar bienes.
Yo digo que es una vejación que la justicia demore 37 años en expedirse. Poco severo, poco serio, poco juicio en este juicio.
Supongo que las víctimas vindicadas por este fallo no se sentirán muy protegidas por las fuerzas policiales y la justicia a partir del momento -muy próximo- en que queden en libertad los “severos vejadores”.
Recurro a un eufemismo para calificar a estos jueces: impudorosos.

(1) Ver Página 12 – 04/06/2013

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